Encontrándome a mi misma

¡Lindas almas! A veces nos enfocamos tanto en las cosas externas, que perdemos de vista el propósito de nuestra vida y el sentido de vida. Si te cuento mi historia, seguramente te sentirás identificada.

Mis papás se divorciaron cuando yo tenía 11 años y a pesar de que yo misma intervine muchas veces para que esto no pasara por el miedo a perder mi familia, después de un tiempo me di cuenta que fue lo mejor que pudo haber pasado. Este tema familiar fue algo que marco mi vida y de la cual empecé a construir mis creencias limitantes sin darme cuenta.

Creencias limitantes respecto a los hombres, relaciones de pareja, a mí misma, incluso llegué a pensar que nunca podría tener una familia o que si la tenía ya estaba destinada al fracaso. ¿Al final las relaciones siempre terminan mal no?.

Me tardó muchos años darme cuenta que la única persona que está a cargo de mi vida, de cómo me siento, de cómo la vivo y lo que hago de ella soy yo. No estaba bien seguir sintiéndome víctima de todo lo que me pasaba, de regirme por creencias limitantes y errores de otras personas, de seguir construyendo mi vida y mis sueños basada en expectativas de otros.

Bueno, a veces tienen que pasarnos cosas “fuertes” para llamar nuestra atención y dejar de ir como un zombie por la vida. Y lo de cosas fuertes las dejo a tu juicio y percepción, porque seguramente lo que para mí fue una experiencia fuerte, para ti puede resultar una bobada al lado de tu historia.

Yo pensaba que tenía mi vida armada y totalmente estructurada, ya había logrado en un 95% lo que me había propuesto, o mejor todo lo que mi mi mamá se había propuesto para mi, así que pensé: bueno mi vida está en el camino correcto y eso me hace “feliz”, lo raro es que siempre sentía una insatisfacción y vació en mi corazón que no entendía de dónde venía.

Sin embargo, después de que perdí ese trabajo el cual yo pensaba que era el trabajo de mis sueños, perdí esa pareja que pensé que me hacía feliz pero no era así, me di cuenta que no estaba viviendo mi propia vida, que estaba cumpliendo expectativas de otros, de lo que desde pequeña me dijeron que debía ser y además me enfoque tanto en darle poder al HACER que me olvide mucho del SER. Antes de esto, tenía momentos en que quería pararme desde el SER pero era difícil, me daba mucho miedo estar sola conmigo misma, no tenía de qué hablarme y estar sola significaba tener esa conversación incómoda de quién soy y para dónde voy.

Después de esto fue como si me estuvieran quitando vendas de los ojos todo el tiempo y en todas las áreas de mi vida. Cada vez veía más y era más consciente de mi vida y de mi misma… no te voy a negar que dolió, que me culpe y auto castigue mucho más veces, pero lo que sí puedo asegurarte es que ha valido la pena.

Hoy con mucha felicidad puedo decirte que he trabajado tanto en valorarme y amarme incondicionalmente, que mi vida fluye en felicidad y amor; tuve que dejar muchas personas atrás, incluso siento que todavía se siguen yendo, pero entendí que es totalmente normal, tuve que taparme los oídos de muchas críticas y juicios de otros hacia mí porque piensan que estoy loca por haberle dado un giro a mi vida, pero al final entendí que la persona más importante de mi vida soy yo y que es a mi a quien debo rendirle cuentas.

Así que, ¡linda alma! Si te sientes identificada con esta historia, quiero decirte que las cosas si pueden cambiar y que todas las respuestas están dentro de ti, no afuera. Tu vida no se va a arreglar porque esa pareja cambie, porque te den ese trabajo que quieres o porque llegue todo ese dinero que siempre haz pedido.

Tu vida se va a arreglar, cuando tu entiendas que eres la dueña de ella y que dependiendo de cómo vibres y lo que hay dentro de ti, así mismo va a ser. Es hora de hacer ese cambio y no te preocupes, te aseguro que te ¡encantará!

Lina Vargas.

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